Las Artes Marciales Chinas son comúnmente divididas en "internas y externas", y mientras que a los estilos de boxeo chinos externos se les identifica de combate –o duros- (como el Hung Gar, Wing Ghung, Choy Li Fut, etc.), a los internos, y sobre todo al Tai Chi Chuan, se les relaciona a un sistema terapéutico.
Los practicantes de Tai Chi Chuan reivindican el suave poder de la energía interna Chi (Qi), y consideran que la fuerza externa es innecesaria, e inútil la lucha fuerza contra fuerza. Y el Choy Li Fut, uno de los sistemas más representativos de las escuelas externas, defiende en cambio los golpes devastadores, llenos de potencia, a través del cuerpo relajado y suelto.
¿Quién tiene razón?. Quizás el problema surja de un mal entendido y ambos estilos sean a la vez diferentes y complementarios. El Choy Li Fut desarrolla un entrenamiento de músculos y huesos cuyos resultados son muy palpables en concepto de fortalecimiento, de rapidez y de potencia; en cambio, el Tai Chi Chuan, en cuanto a sus resultados más inmediatos, se percibe a un nivel más interior y son menos palpables.
Los estilos externos –como el Choy Li Fut- potencian el Yang, la fuerza externa; pero a niveles más avanzados, para llegar a una máxima efectividad, necesitan desarrollar el Chi o Qi (la energía interna) a través de entrenamientos internos. Y en los estilos internos como el Tai Chi Chuan ocurre esto a la inversa, empiezan desarrollando el Chi (Qi), pero para avanzar como arte marcial necesitan potenciar el Yang a través de entrenamientos duros y rápidos.
Wong Doc Fai, uno de los máximos representantes del Choy Li Fut y maestro de Tai Chi Chuan, defiende el aprendizaje simultáneo de ambos. Su maestro Hu Yuen Chou, fue alumno de Yang Chen Fu y de Chan Yiu Chi, los representantes directos de ambas tradiciones en aquella época, la de la escuela Yang de Tai Chi Chuan y la de Choy Li Fut. El maestro Hu plantea que con sus similitudes y diferencias, ambos estilos son herramientas esenciales para un entrenamiento y un estudio global de las artes marciales Chinas.
A pesar de lo que opinen algunos puristas, el entrenamiento combinado es posible y enriquece al practicante. El estudiante de artes marciales externas que no sepa relajar su cuerpo, no aprovechará todos los recursos que posee y no sabrá cómo utilizar el poder del Chi (Qi); por el contrario, el practicante de Tai Chi Chuan que entrena a veces de forma excesivamente blanda la relajación y el fluir del Chi (Qi), sin un entrenamiento que ayude a sentir la fuerza de los movimientos, ni a vivirlos, tampoco desarrollará todos sus recursos para el combate.
A veces, para un estudiante de Tai Chi Chuan que desconoce el entrenamiento más marcial del sistema, en un estilo externo puede encontrar una manera para desarrollar su Yang; y para un practicante de sistemas externos, el conocimiento del Tai Chi Chuan le puede servir para mejorar su nivel de arte marcial en diferentes aspectos, como por ejemplo en la mejor relajación de la cintura, tan útil para ganar potencia en los golpes.
Un practicante que solo concentre la fuerza en sus hombros y en los brazos –por ejemplo-, frente a un adversario que tiene un mayor conocimiento y relajación de sus distintas partes del cuerpo, estará en desventaja, ya que su golpe lanzado desde la zona alta de su cuerpo está desunido del resto, y por consiguiente puede ser proyectado o desequilibrado fácilmente. Aquí se podrían citar muchos más ejemplos, y la lección aprendida de la experiencia sería la importancia del complemento y desarrollo de los aspectos internos y externos de cada Arte Marcial.