Tras varias décadas de aprendizaje y enseñanza en las artes marciales chinas, y de observar la evolución de las mismas, uno siente el deber de dejar su pequeño grano de arena y mi reflexión para las siguientes generaciones a cerca de la progresión y de la figura del maestro. Hace unas décadas era la falta de información y ahora la sobreinformación, las que han conseguido los mismos resultados, los de confundir y desinformar al alumno.
¿Maestro o Gurú?
Es necesario haber viajado y/o practicado en numerosas escuelas de artes marciales en Occidente para darse cuenta de que el concepto del “maestro” es frecuentemente mal interpretado, sobre todo aquí en Occidente. Este “ideal” nos llego principalmente, de la concepción del gurú Hindú, donde tradicionalmente el gurú era presentado como aquel que ha alcanzado el dominio de su arte, normalmente del Yoga, y que voluntariamente toma a uno o varios discípulos en el camino, con la intención de conducirlos hacia la meta final.
El “Maestro”, en oriente, no es un título que pueda ser conferido a alguien, ni tampoco una función atribuida a una organización religiosa, no, el maestro es aquel que ha alcanzado un estado de perfección muy alto y es “la medida” por la que se miden los discípulos, no por su cantidad de conocimiento, sino por su cualidad o calidad. A diferencia de en Occidente, en el que se valora mucho más cuanto sabe y cuantas formas, Kuens, Katas, Taos conoce en lugar de cómo los hace.
Así la figura del “maestro” (en oriente) no tiene nada que ver con el concepto occidental y he aquí porque es una simple vanidad intentar calificar al “maestro” por el color de su cinturón o el número de danes o duans que tenga.
El fenómeno del falso maestro (o del falso profeta), no es un problema nuevo en Occidente, pero hoy en día está tomando una mayor relevancia dado que su acción no puede ser condenada por las libertades sociales que tiene cada ciudadano tiene, pero si debe ser por lo menos correctamente denunciada o informada. Este fenómeno, es una clara muestra de la crisis de valores entre las personas que aspiran a elevarse o alcanzar un dominio personal. Y es también, una constatación del fracaso de los sistemas educativos, incluidos los religiosos, que no responden a la demanda que hay hoy en día por el conocimiento de una verdad inmanente que hay en cada uno de nosotros y que el autentico maestro ha realizado.
En esta sociedad materialista donde es fácil imitar al maestro, es frecuente ver a charlatanes hablar de sabiduría, sin comprender su sentido. Y cuando surge la inquietud o la búsqueda personal, que refleja una debilidad o vulnerabilidad con aquello que buscamos, más o menos conscientemente, nuestra desinformación pueden hacer que algunos individuos sin escrúpulos, con un relativo conocimiento intelectual y sobre todo de mucha imaginación, se aseguraren un buen tren de vida y una gran reputación. Dinero, gloria, honores, son los atributos que caracterizan a los pseudo maestros. No hay más que abrir los ojos y observar cómo se comportan estos maestros de la meditación, de las artes marciales, yoga o de de otras técnicas orientales, para comprender su verdadera identidad y sus motivos hábilmente disfrazados. Pero la culpa de esta idolatría, no solamente proviene de estos falsos maestros, sino también de sus propios alumnos que alimentan su ego.
¿Qué pensarían los antiguos maestros como Chan Heung (Choy Li Fut), Yang Lu Chan (Taijiquan), Dong Hai Chuan (Baguazhang), por citar algunos? Por ejemplo, que pensaría el maestro Ueshiba del sistema Aikido, que vestía humildemente con una simple hakama negra y un cinturón del mismo color y sudaba su traje sin importarle el color, ¡Si viese a los karatecas o judokas de nuestros días ceñirse con un cinturón blanco y hasta rojo! ¿O los maestros tradicionales chinos escuchar a algunos europeos decir que sus duanes (danes) han sido ganados en campeonatos o les han sido dados por alguna dudosa organización como reconocimiento?
A continuación describiré el proceso de aprendizaje y los niveles que existen en la mayoría de las escuelas tradicionales chinas. Este sistema esta aun vigente en nuestros días para instruir a aquellos que se preparan para ser instructores.
El estudiante
Comprende desde el nivel blanco (o ningún nivel) hasta el cinturón negro o primer Duan.
El alumno seria aquel que se entrena en un kwon, dojo o estudio con la finalidad de realizar un proceso de aprendizaje. Pero no es más que un simple estudiante, un alumno que aun no se ha integrado en el grupo de la escuela.
En este periodo, es cuando algunos alumnos abandonan la escuela al descubrir que su interés no es el de seguir una escuela tradicional. Antiguamente era el periodo donde los alumnos eran probados y su carácter fortalecido al realizar tareas duras como limpiar el kwon.
Durante este periodo, el estudiante vive numerosas pruebas o experiencias y el instructor o sifu, le exige igualdad de humor, silencio, coraje, perseverancia, amabilidad, paciencia. Es una etapa de prueba, durante la cual el cuerpo es domado y después moldeado y donde se aprende “a caminar antes que correr”, o lo que es lo mismo a equilibrarse, los desplazamientos, las posiciones y a tomar conciencia del Dan Tien o centro de gravedad, a respirar, hasta llegar a obtener una salud fuerte.
Hasta aquí, el estudiante solo ha aprendido las bases del estilo escogido a través de diferentes técnicas o formas.
Discípulo
A partir del cinturón negro o primer duan, es cuando, como muchos sifus dicen, se empieza a aprender. De este nivel al segundo duan o dan, el discípulo es elevado del estado bruto relacionado al elemento “tierra” hacia el elemento del agua, símbolo de la emoción. Es en este aspecto, sobre el dominio de la emoción donde que recae el desarrollo al que insistirá el Sifu a fin de que sea firme ante el miedo, la agresividad, la crítica, la timidez y en definitiva, hacia todos los sentimientos perturbadores que asaltan al practicante durante los combates o en la vida diaria.
Cuando el discípulo se centra en controlar sus diferentes reacciones emocionales, recibe una atención particular por parte del sifu. Su sentido del combate, se agudizara y su capacidad de defensas será proporcionales a sus ataques. A partir de este nivel y para desarrollar su intuición, la práctica de la meditación llega a ser indispensable.
Discípulo aceptado
En el tercer duan, el discípulo es reconocido y cualificado para que un día pueda llegar a ser un instructor o Sifu. Al llegar a este grado se convertirá en “discípulo aceptado” por el sifu y recibirá instrucciones personales. A veces, este nivel se pacta a través de una ceremonia denominada “Bai Shi”, donde el discípulo es aceptado por el sifu y adquiere un compromiso hacia él, por ejemplo, trabajando con el sifu para demostrar a los otros alumnos ciertos principios técnicos. Y también, supervisando el entrenamiento de los estudiantes menos avanzados.
Por este motivo, se beneficia de ciertos privilegios debidos a su perseverancia y a sus cualidades morales.
Antiguamente este nivel era adquirido a través de un mínimo de diez largos años de duro entrenamiento. Hoy en día, con los nuevos programas, siendo menos moral que técnico, permite a los alumnos ascender más cómodamente a este nivel en el que se esperaba que tuviera un dominio perfecto sobre su mente durante la acción.
Sifu
Sifu (literalmente instructor), también conocido en el norte de China por el termino Laoshi, es una etapa capital, pues a partir de este momento donde el practicante está autorizado a tener su propio escuela o familia marcial. Antes de haber adquirido este grado en una disciplina, un profesor está incompleto. Es en este nivel, en el que se enseñaban los secretos sobre los puntos vitales y la estructura nerviosa del cuerpo humano considerando que su moralidad estaba suficientemente demostrada.
Y es aquí donde desgraciadamente (frecuentemente ocurre antes en occidente!), por interés o por orgullo, que muchos se hacen pasar por maestros, ya sea porque hayan adquirido algunos títulos en campeonatos o porque enseñan en zonas poco informadas.
A partir de este nivel el aprendizaje no ha terminado y puede continuar hacia aspectos poco conocidos del sistema. Algunos se inclinan hacia la docencia y otros hacia la competición. Sin embargo, tanto los unos como los otros deben entrenarse sobre estos niveles avanzados y desarrollar un mayor perfeccionamiento de su personalidad y del espíritu. Contra más grandes sean, más humildes.
Por desgracia, hay más sifus que se convierten en expertos que abusan de su autoridad y poder que realizan un proceso de superación encaminado hacia encontrar el verdadero sentido de la vida y el plan subyacente que hay en la vida universal.
A partir de este nivel, en algunas escuelas hay denominaciones para definir los siguientes niveles avanzados, por ejemplo en Japón a partir del séptimo y octavo duan (o dan) se le denomina “Kyoshi”. Este título, no es ni técnico ni honorifico, sino que corresponde a un grado de perfeccionamiento interior y exterior. Y raros son aquellos que alcanzan estos grados, solamente un auténtico maestro puede discernirlos.
En la antigua china, estos niveles correspondían a personas que no tenían ningún espíritu de venganza, de competición, de codicia, de crítica, de agresividad, de mentira, de pereza ni de debilidad. Tal personaje no era utopista, idealista o extremista, todo lo contrario, era realista y percibía los conflictos humanos más claramente que el resto y a veces, tomaba parte en ellos para remediarlos. Pero aún estaba muy lejos de ser un sabio.
Alcanzado este nivel, suelen diferenciarse los auténticos del falso, pues son modestos y no suelen hablar jamás sobre ellos mismo y no suelen hacer ostentan de sus títulos.
Tai-Sifu
Maestro, grandmaster, gran padre, Shihan (en Japon), es un título honorifico dado a los maestro por sus alumnos en señal de respeto, ya que jamás un maestro se ataviara de tal honor.
Algunas veces son silenciosos y otros ruidoso, dulce hoy, duro mañana. En efecto, se adaptan a todas las circunstancias y tratan en perfecta armonía con toda manifestación viviente.
Este nivel puede ser comparado con el gurú Hindú al cual los discípulos han confiado sus vidas sin condición.
Este nivel se alcanza después de largos años de perfeccionamiento, búsqueda y desarrollo personal, acercándose al estado más puro o de perfección. Su conocimiento no solo es intelectual o técnico, sino que es arte y creación. Veamos algunos ejemplos en las artes marciales: Moriehei Ueshiba (aikido), Chan Heung (Choy Li Fut), Yang Lu Chang (Tai Chi Chuan estilo Yang), Jigoro Kano (judo), Dong Hai Quan (Baguazhang), Lo Kwan Yu (mantis tong long), Hung Hei Kun (Hung Gar).
“Cuando el discípulo esta preparado, el maestro aparece”
Esta frase frecuentemente mal interpretada, tiene su verdadero significado en lo siguiente: cuando el estudiante se ha disciplinado, se convierte en “discípulo”; Queda entonces en su libre juicio el quedarse independiente o buscar a un instructor. Si lo encuentra, este instructor tendrá por finalidad preparar al discípulo para que encuentre al maestro interior; Cuando este se convierte en una realidad, ilumina la personalidad, confiriéndole voluntad, amor e inteligencia. ¡Es solamente entonces cuando el instructor (o la escuela) es abandonada el maestro aparece!.
Por Sifu Sebastián González